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Cosas que seguramente no sabías de los testamentos en Colombia

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Nota aclaratoria: Los personajes y las situaciones narradas en el presente artículo son producto de la imaginación del autor, y solo se usan con fines pedagógicos.

En una cálida reunión de compañeros, todos ellos en edad octogenaria y quienes compartían una amistad de más de sesenta años, mientras disfrutaban al calor de unas cuantas cervezas y unas picadas en un pequeño, pero muy acogedor bar de la ciudad, el cual gozaba de buena reputación por su ambiente agradable, su comida exquisita y por su música típica de los años cincuenta, pero que atraía a público de todas las edades, hablaban este grupo de viejos amigos, de gran variedad de temas: política, religión, deportes, además, traían de vez en cuando a la memoria anécdotas de cada quien. Se reían a grandes carcajadas cada vez que, por turno y a voluntad propia, cada cual contaba con lujo de detalles alguna de sus aventuras juveniles o de los puntos positivos en momentos de épocas aciagas. La reunión se hacía cada vez más amena conforme iban interviniendo cada uno de los participantes. De repente, uno de ellos se levanta de la silla, bebe un sorbo de cerveza y lanza una pregunta que a todos dejó perplejos. Casi todos encogieron los hombros y levantaron las manos en señal de no saber qué responder. La pregunta formulada por aquel inoportuno participante fue la siguiente: ¿Ya tienen todo preparado para cuando les toque irse de viaje al «más allá»? La pregunta sorprendió a todos, que hasta el mismo mesero que los atendía quedó preocupado. Las respuestas fueron múltiples. Uno de ellos, don Jorge Armenta, un curtido hombre de negocios, dijo con su acento típico de campesino santandereano:

—Yo redacté un testamento abierto—

Otro, en cambio, don Alfonso Macías, ilustre profesor de matemáticas en aquella población, fue más mesurado en su respuesta y dijo con voz ronca y una carraspera permanente en su garganta como resultado de muchos años de fumar:

— ¡No mijito, hace un año exactamente, redacté un testamento cerrado! No quiero que mis hijos se anden peleando desde ahora por las cosas que deje—.

Había uno de ellos, quien se sentó al lado izquierdo de la mesa, con visibles signos de discapacidad, llamado Joaquín Fernández, quién por motivos de una enfermedad conocida como glaucoma, había perdido la vista hacía ya diez años, y dijo también:

—Por mi condición de invidente, he redactado un testamento abierto, aunque personalmente, hubiera deseado que fuese cerrado, pero el notario no me lo permitió—

Recordaron con cierto grado de nostalgia a otro de ellos, llamado Manuel María Celedón, quien sirvió por muchos años en el ejército colombiano ostentando el cargo de capitán, pues bien, el capitán Celedón, por ser un militar activo en pleno conflicto y por estar en inevitable peligro de muerte, redactó un testamento conocido en el ámbito jurídico como testamento privilegiado (del cual se desprende una de sus tres ramas conocida como el testamento militar) el cual —como su nombre lo indica— solo es aplicable a efectivos que estén en riesgo permanente. El capitán Celedón era uno de esos, y murió valientemente defendiendo la base militar que comandaba en una incursión guerrillera por allá en los años noventa, en la época de la llamada «zona de distensión» y su familia, gracias a este documento, pudo recibir los bienes tal como lo dejó expresado en su voluntad.

Si quieres conocer como termina esta agradable reunión de viejos amigos, lee hasta el final del artículo. Hemos construido esta historia para poder explicarte la diferencia entre los distintos tipos de testamentos en Colombia.

En el caso de don Jorge Armenta, quien optó por la figura de testamento abierto, te puedo decir lo siguiente. El testamento abierto es aquel documento cuyo contenido es conocido por las personas que intervienen en su elaboración, que son en su respectivo orden: el testador, el notario y los testigos que lo firman. El artículo 1070 del código civil colombiano dispone que: «el testamento abierto debe hacerse ante notario público y tres testigos». Para el caso de don Jorge Armenta, sus tres testigos fueron: su médico de cabecera, su abogado y su contador público.

Don Jorge Armenta, quien actúa en el ejemplo como testador, debe dar a conocer el contenido del testamento ante el notario público y a los testigos antes mencionados, de ahí que se le llama abierto.

Por otra parte, en el caso de don Alfonso Macías, quien en el ejemplo también actúa como testador, y que a su vez optó por el testamento cerrado para la repartición de sus bienes entre sus legatarios una vez se produzca su muerte, te puedo decir lo siguiente. El testamento cerrado es aquel que solamente el testador conoce, y su contenido solo saldrá a la luz luego del fallecimiento del testador —tal como lo ves en algunas series o películas de cine— El testamento cerrado, está regulado por el artículo 1078 del código civil colombiano, en el cual dice: «debe otorgarse ante notario público y cinco testigos», para lo cual don Alfonso designó como sus testigos a: su abogado, su médico, su contador, el administrador de su finca y a su chófer. Este tipo de documento exige que el testador sepa leer y escribir; si no sabe, debe otorgarse un testamento abierto.

Otro caso muy distinto ocurre con don Joaquín Fernández, porque las personas con discapacidad visual como él, solamente podrán testar nuncupativamente y ante notario o funcionario que haga las veces de tal. Su testamento será leído en alta voz dos veces: la primera, por el notario o funcionario; y la segunda, por uno de los testigos elegido por el testador. Se hará mención especial de esta solemnidad en el testamento.

Y por último, en el caso del capitán Celedón, en el momento de perfeccionar su testamento militar, lo hizo por escrito; y se lo entregó a su superior, el mayor Carlos Insignares, quien lo ratificó al momento de recibirlo. Para que el testamento militar del capitán Celedón sea válido es necesario que lleve el visto bueno del jefe superior, tal como lo hizo el oficial en mención, también se puede otorgar testamento militar verbal cuando la vida se halla en inminente peligro o testamento militar cerrado que seguirá las reglas del testamento cerrado y que deberá llevar el visto bueno del jefe superior.

En resumidas cuentas, en nuestro país la legislación nos ofrece dos tipos de testamentos: Abiertos, como los que redactaron don Jorge Armenta y don Joaquín Fernández (este último se le aplicó el testamento nuncupativo, que es una variedad de testamento abierto) y cerrados, como el que redactó don Alfonso Macías y el capitán Celedón (aunque como lo mencionamos anteriormente, el testamento militar puede perfeccionarse cómo abierto o cerrado dependiendo del nivel de riesgo en el que se encuentre la vida del testador)

Finalmente, el peregrinar por la tierra de cada uno de los protagonistas de esta historia se fue completando. Uno a uno fueron muriendo, llenos de anécdotas, en buena vejez, rodeados del amor de sus familias. A sus almas le salieron alas y volaron a su cita con la eternidad, dejando en sus familias la imborrable huella de su recuerdo. Así como ellos pudieron dejar en vida organizada la distribución de sus bienes, tú también puedes hacerlo. Nuestra firma, que es especialista en la materia, te asesorará en la redacción y perfeccionamiento de tu testamento.

 

¡Llámanos y con gusto te atenderemos!

 

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